Breve acercamiento a la evolución de las velas

Las velas han ido evolucionando al paso de los seres humanos y las transformaciones sociales. Los tiempos y los contextos han propiciado su surgimiento ya sea por una necesidad material o espiritual, festividad, relajación, bienestar o lujo.
Está claro que el concepto de vela como lo tenemos pensado actualmente antes vislumbraba otros niveles de significación y se ha ido adaptando, estanderizando debido a múltiples procesos y circunstancias epocales.       
    
Las primeras velas creadas por los antiguos egipcios ( año 3000 a.C.), no eran más que mechas rudimentarias sumergidas en grasa animal que proporcionaban una luz parpadeante y llenaban el aire de humo. De manera general, debemos decir que la mayoría de las culturas occidentales primitivas utilizaban también este tipo de fabricación.
 
Al principio, tanto para los egipcios como otras civilizaciones, la vela era un elemento necesario que pretendía hacerle frente a las noches más oscuras. Era ese remedio esencial contra la falta de claridad y también ese ágora de los espacios de la vida. Sin embargo, no perdamos de vista que además era un acompañante imprescindible de rituales religiosos y ceremonias cuyo objetivo era conectar el mundo terrenal con el mundo divino. 
La Edad Media fue un período fundamental en la concepción de las velas. Para los monjes y otros representantes eclesiásticos de monasterios y templos, la vela retomaba lo sagrado, lo espiritual, la iluminación del alma.
Interesante decir que en el mal llamado período de oscurantismo (muchos hablan de oscurantismo describiendo los niveles de conocimiento  de la Edad Media y en comparación al período posterior, el Renacimiento; pero, a decir verdad, existían volúmenes de conocimiento y eruditos que habían bebido de las fuentes culturales greco-romanas precedentes), la vela creaba ese ambiante claroscuro que contrastaba muy bien con las abadías y su arquitectura gótica, el ambiente de libros y lectura a la luz de las velas.
 
Por aquellos años, la confección de velas ganó popularidad tras la caída del Imperio romano, puesto que las revueltas sociales afectaron el comercio e hicieron que el aceite de oliva, combustible más común para las lámparas de aceite, no estuviera disponible en gran parte de Europa. Así, los fabricantes de velas (conocidas como "candelabros") las hacían de grasas guardadas de la cocina o del cebo obtenido de animales como el cerdo y la res. 
 
Con el paso de los siglos, la cera de abejas se convirtió en el material favorito para la fabricación, especialmente en Europa. Su luz era más clara y su aroma más agradable que la grasa animal. Sin embargo, su costo elevado las hacía accesibles solo para los ricos y la iglesia.
En el siglo XVIII la primera Revolución Industrial trajo consigo adelantos y cambios tecnológicos e industriales que impactaron en la producción masiva de velas, haciéndolas más accesibles para todos. La invención de la estearina y luego de la parafina mejoró la calidad de la luz y redujo el costo de producción/comercialización.

En el siglo XX, las velas comenzaron a ser valoradas no solo por su funcionalidad, sino también por su estética. Las velas decorativas y aromáticas se han convertido en elementos esenciales en la decoración del hogar, ofreciendo una amplia gama de colores, formas y fragancias. También los avances tecnológicos permitieron la entrada de materiales más ligeros y resistentes como la fibra de carbono. 
Hoy día, prender una vela ya no solo es sinónimo de necesidad, sino de placer y satisfacción. También hay que analizar que las velas modernas son más seguras y duraderas, personalizables y sostenibles. 
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Tal es el caso de nuestra empresa Decoragloba que fabrica velas artesanales, es decir, hechas a mano por artesanos especializados, y sin parafina lo cual va de la mano del concepto de sostenibilidad que referíamos ya que están hechas con recursos naturales y renovables que no emiten toxinas perjudiciales para el medio  ambiente.